Impactos ambientales de la agricultura moderna
La agricultura siempre ha supuesto un impacto ambiental
fuerte. Hay que talar bosques para tener suelo apto para el cultivo, hacer
embalses de agua para regar, canalizar ríos, etc. La agricultura moderna ha
multiplicado los impactos negativos sobre el ambiente. La destrucción y
salinización del suelo, la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la
deforestación o la pérdida de biodiversidad genética, son problemas muy
importantes a los que hay que hacer frente para poder seguir disfrutando de las
ventajas que la revolución verde nos ha traído.
Los principales impactos negativos son:
a) Erosión del suelo
La destrucción del suelo y su pérdida al ser arrastrado por
las aguas o los vientos suponen la pérdida, en todo el mundo, de entre cinco y
siete millones de hectáreas de tierra cultivable cada año, según datos de la
FAO de 1996. El mal uso de la tierra, la tala de bosques, los cultivos en
laderas muy pronunciadas, la escasa utilización de técnicas de conservación del
suelo y de fertilizantes orgánicos, facilitan la erosión. En la península
Ibérica la degradación de los suelos es un problema de primera importancia.
En los lugares con clima seco el viento levanta de los
suelos no cubiertos de vegetación o de los pastizales sobreexplotados, grandes
cantidades de polvo que son la principal fuente de contaminación del aire por
partículas en estos lugares.
b) Salinización y anegamiento de suelos muy irrigados
Cuando los suelos regados no tienen un drenaje
suficientemente bueno se encharcan con el agua y cuando el agua se evapora, las
sales que contiene el suelo son arrastradas a la superficie. Según datos de la
FAO casi la mitad de las tierras de regadío del mundo han bajado su
productividad por este motivo y alrededor de 1,5 millones de hectáreas se pierden
cada año.
c) Uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas
Los fertilizantes y pesticidas deben ser usados en las
cantidades adecuadas para que no causen problemas. En muchos lugares del mundo
su excesivo uso provoca contaminación de las aguas cuando estos productos son
arrastrados por la lluvia. Esta contaminación provoca eutrofización de las
aguas, mortandad en los peces y otros seres vivos y daños en la salud humana.
Especialmente difícil de solucionar es la contaminación de
las aguas subterráneas con este tipo de productos. Muchos acuíferos de las
zonas agrícolas se han contaminado con nitratos hasta un nivel peligroso para
la salud humana, especialmente para los niños.
Un ejemplo especialmente dramático ha sido el del mar de
Aral.
Al mismo tiempo, en otros países, el uso de cantidades
demasiado pequeñas de fertilizantes disminuye los nutrientes del suelo, con lo
que contribuye a su degradación.
d) Agotamiento de acuíferos
En las zonas secas y soleadas se obtienen excelentes
rendimientos agrícolas con el riego y en muchos lugares, pro ejemplo en los
conocidos invernaderos de Almería, se acude a las aguas subterráneas para
regar. Pero los acuíferos han tardado en formarse decenas de años y cuando se
les quita agua en mayor cantidad que la que les llega se van vaciando. Por este
motivo las fuentes que surgían se secan, desaparecen humedales tradicionales en
esa zona, y si están cerca del mar el agua salada va penetrando en la bolsa de
agua, salinizándola, hasta hacerla inútil para sus usos agrícolas o para el
consumo humano.
e) Pérdida de diversidad genética
En la agricultura y ganadería tradicionales había un gran
aislamiento geográfico entre los agricultores y ganaderos de unas regiones y
otras y por eso, a lo largo de los siglos, fueron surgiendo miles de variedades
de cada planta o animal domesticado.
Esto supone una gran riqueza genética que aprovechaban los
que hacían la selección de nuevas variedades. Su trabajo consiste, en gran
parte en cruzar unas variedades con otras para obtener combinaciones genéticas
que unan ventajas de todas ellas. Si se quiere conseguir una planta de trigo
apta para un clima frío, que tenga el tallo corto y sea resistente a unas
determinadas enfermedades, los genetistas buscaban las variedades que poseían
alguna de esas características y las iban entrecruzando entre sí hasta obtener
la que reunía todas.
En la actualidad cuando una variedad es muy ventajosa, la
adoptan los grandes cultivadores de todo el mundo, porque así pueden competir
económicamente en el mercado mundial. El resultado es que muchas variedades
tradicionales dejan de cultivarse y se pierden si no son recogidas en bancos de
semillas o instituciones especiales.
Por otra parte, la destrucción de bosques, pantanos, etc.
para dedicar esos terrenos a la agricultura provoca la desaparición de un gran
número de ecosistemas.
También la agricultura moderna ha introducido el
monocultivo, práctica en la que enormes extensiones de terreno se cultivan con
una sola variedad de planta. Esto supone un empobrecimiento radical del
ecosistema, con la consiguiente pérdida de habitats y de especies.
f) Deforestación
Alrededor de 14 millones de hectáreas de bosques tropicales
se pierden cada año. Se calcula que la quema de bosques para dedicarlos a la
agricultura es reponsable del 80% al 85% de esta destrucción.
La agricultura moderna no es la principal responsable de
esta deforestación, porque sus aumentos de producción se han basado mucho más
en obtener mejores rendimientos por hectárea cultivada que en poner nuevas
tierras en cultivo. De hecho, en España, por ejemplo, todos los años disminuye
la extensión de las tierras cultivadas cuando muchas de ellas son abandonadas
por su baja productividad.
La principal causa de destrucción del bosque es la
agricultura de subsistencia de muchas poblaciones pobres de los países
tropicales. Estos agricultores queman los bosques y la superficie así
conseguida, gracias al abono de las cenizas, les permite obtener unas pocas
cosechas, hasta que el terreno se empobrece tanto en nutrientes que se hace
improductivo y deben acudir a otro lugar para quemar de nuevo otra porción de
selva y repetir el proceso.
g) Consumo de combustibles fósiles y liberación de gases
invernadero
La agricultura moderna gasta una gran cantidad de energía,
como comentamos en las páginas anteriores, para producir los alimentos. Esto
significa un elevado consumo de petróleo y otros combustibles y la emisión a la
atmósfera de gran cantidad de CO2, con el consiguiente efecto invernadero. A la
vez la quema de bosques y de pastizales es responsable muy principal del
aumento de CO2 y de óxidos de nitrógeno en la atmósfera.
Impacto ambiental de la industria
El impacto directo de la
industria sobre la naturaleza se produce básicamente por la ocupación del
espacio, la utilización de los recursos naturales y la generación de residuos:
desechos y contaminantes. De estos impactos, la contaminación es el aspecto que
ha sido examinado más detalladamente, y no es raro encontrar opiniones en el
sentido de que sería la única forma de impacto de la industria sobre el medio.
Más aún, ciertos programas de industria y medio ambiente se limitan
exclusivamente a dicha manifestación.
Este enfoque prevalece en los
países industrializados, cuyos habitantes sufren los efectos de la
contaminación directamente, efecto en muchos casos inmediato. El hombre común
lo percibe en sus lugares de trabajo o en sus zonas de residencia.
Sin embargo, hay otro vínculo
estrecho entre la naturaleza y la actividad fabril, y es el que está
constituido por la utilización de los recursos naturales.
El impacto sobre el medio que
provoca la extracción de los recursos naturales generalmente no es perceptible
por el hombre común y, a veces, no lo es ni siquiera para aquel que lleva a
cabo la explotación de la naturaleza. Sin embargo, es obvio que tal extracción
altera al ecosistema natural, produciendo cambios en su estructura y
modificando su dinámica.
Por otro lado, los recursos
naturales no son inagotables. Al menos no lo son en la dimensión temporal
humana. Así pues, su utilización no puede llevar a cabo ad infinitum. El
agotamiento de un recurso natural tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente,
pudiendo causar su colapso definitivo, que arrastraría con él al sistema social
que depende de él para su subsistencia. Pero además tiene efectos graves sobre
el proceso de desarrollo, al comprometerlo en el largo plazo.
Una de las características de la
industria moderna ha sido su persistente tendencia al aumento de la escala de
producción, con lo cual los impactos ambientales que produce tienden también a
ser mayores.
Es difícil encontrar una
concentración de recursos naturales tal que permita el desarrollo de la
industria en la escala de la era moderna. Aun cuando los recursos provienen de
diversas partes del globo, se procesan en su gran mayoría en los
establecimientos fabriles ubicados en el centro del sistema mundial. De ahí la
identificación de países desarrollados con países industrializados. Son también
estos países los que consumen la mayor parte de los productos de la actividad
industrial. Por lo tanto, el impacto de la utilización de los recursos
naturales debido al desarrollo industrial se da fundamentalmente en los países
en desarrollo, que conforman la periferia del sistema mundial. En consecuencia,
serán estos países los primeros afectados por el agotamiento o el uso
irracional de los recursos naturales. La industria --dentro de ciertos rangos y
dependiendo del tipo de recurso requerido-- podrá encontrar siempre fuentes
alternativas, tal vez de menor calidad o ubicadas más desfavorablemente; pero
estos factores en el corto y mediano plazo se traducirían sólo en incremento de
costos, fácilmente trasladables a los precios. En cambio, el agotamiento del
recurso produce un impacto irreversible sobre el ecosistema local y
--dependiendo de su importancia relativa en el sistema económico-- puede
comprometer el proceso de desarrollo futuro del sistema social. Como tal
agotamiento no tiene expresión monetaria, se tiende a ignorarlo y no se refleja
explícitamente en el mercado.